aerial photo of boat on sea

Colaboración Por Ocean. Mauricio Moreno Alva

En México, la maricultura de peces marinos —sin considerar el ranching de atún aleta azul en Baja California— comenzó a tomar forma en los primeros años del nuevo milenio, madurando cerca del año 2010. Para 2015, ya existía un incipiente ecosistema productivo con al menos seis proyectos repartidos por todo el litoral nacional: Seriola lalandi (yellowtail kingfish) en Ensenada y San Carlos, lubina rayada (Morone saxatilis) en Ensenada, red drum (Sciaenops ocellatus) en Campeche, otra instalación de Seriola lalandi en Guerrero Negro, totoaba (Totoaba macdonaldi) y huachinango (Lutjanus spp.) y dos empresas cultivando Seriola rivoliana (almaco jack o kampachi) en La Paz Baja California Sur. En los estados de Michoacán y Sinaloa se realizaron además intentos con pargo rojo (Lutjanus peru), aunque sin consolidarse.

Durante ese quinquenio, México parecía estar en el umbral de una nueva era acuícola. Los congresos, boletines y discursos oficiales hablaban del “potencial marino” del país, de la “gran economía azul”. Sin embargo, en 2025, la realidad es más bien un páramo.

De todas las iniciativas mencionadas, hoy sólo permanecen activas dos empresas de peces marinos: una en La Paz dedicada al cultivo de totoaba y huachinango, y otra también en La Paz, enfocada en Seriola rivoliana. La empresa de lubina rayada siendo una de las más grandes en México, establecida en Ensenada cerró formalmente en 2024. La producción de red drum en Campeche, según el Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP), alcanzó apenas unas decenas de toneladas en su mejor año, y luego desapareció de los registros. El proyecto de Guerrero Negro nunca logró producir ni comercializar un volumen sostenible. En Michoacán y Sinaloa, los cultivos piloto de pargo rojo no trascendieron más allá de pruebas experimentales.

Entonces, ¿qué ocurrió?

Una industria que no maduró

La maricultura en México no solo no ha madurado: está desapareciendo. Esto debería llevar a una reflexión profunda y sin concesiones por parte de todos los actores del sector: productores, académicos, autoridades, financistas, y hasta divulgadores. Porque más allá de los obstáculos naturales de cualquier industria incipiente, la falta de visión, articulación institucional y compromiso con la excelencia técnica han sido evidentes.

Las preguntas son duras, pero necesarias:

  • ¿Podemos realmente hacer maricultura de alto nivel en México?
  • ¿Tenemos la capacidad técnica, científica y gubernamental para competir con el estándar internacional?
  • ¿O estamos destinados a especies de bajo nivel técnico y por ende de bajo costo, como tilapia o camarón blanco?
  • ¿Existe al menos la disposición a aceptar responsabilidades, hacer autocrítica y rediseñar el curso de esta actividad?
  • ¿O mejor nos dedicamos a otra cosa?

El espejo del Mediterráneo y del norte de Europa

Mientras México pierde impulso, el mundo avanza. En el Mediterráneo, especies como la dorada (Sparus aurata) y la lubina europea (Dicentrarchus labrax) han consolidado cadenas de valor completas, con tecnología avanzada, genética mejorada, mercados gourmet y marcas de prestigio. Países como Grecia, Turquía y España exportan miles de toneladas anuales y dominan los supermercados europeos.

Más interesante aún, Europa ha comenzado a innovar con nuevas especies. En Holanda, Noruega y Dinamarca, empresas han invertido en sistemas de recirculación (RAS) para cultivar Seriola lalandi, Seriola rivoliana y Seriola dumerili con notable éxito. Estas instalaciones ofrecen alta bioseguridad, control total del ambiente y un enfoque en calidad premium para el mercado europeo. Algunas instalaciones alcanzan producciones de más de 400 toneladas anuales, con precios superiores a 15 euros/kg en destino.

España, a través del Instituto Español de Oceanografía y en alianza con empresas privadas, ha desarrollado ciclos completos de Seriola dumerili y está exportando juveniles a otras partes de Europa. Noruega, líder mundial en salmón, ha comenzado a convertir algunos sistemas RAS de salmón en instalaciones para otras especies marinas, incluida Seriola lalandi.

El punto de inflexión

México necesita decidir si realmente quiere estar en este mapa. La biotecnología está disponible. Existen recursos humanos altamente capacitados. Se cuenta con centros de investigación y un litoral abundante. Pero falta lo más difícil: voluntad política real, visión empresarial de largo plazo, políticas públicas coherentes y un ecosistema financiero que entienda la naturaleza a mediano plazo de estos proyectos.

Mientras tanto, el tiempo corre. La maricultura de peces marinos en México no solo no ha alcanzado su potencial: está en peligro de extinguirse. Y si no cambiamos el rumbo pronto, el sueño azul mexicano será apenas una nota a pie de página en la historia de la acuicultura global.

2 comentarios en «Maricultura de Peces Marinos en México: Una Industria que se Disuelve»
  1. Estimado Oceanólgo Moreno:
    Tristemente tiene mucha razón en su análisis y es muy preocupante.
    No soy experta en cultivos marinos y no tengo mucho que decir y hay causas que usted no menciona que muy seguramente han desmotivado esta actividad: La inseguridad para todos los que conforman la cadena de valor y los costos de combustibles, materias primas con inestabilidad. Como menciona: la tecnología está ahí, las voluntades y la demanda también. Pero los factores anteriores no son controlables. Esto es general para la productividad de mar, agua dulce y tierra. Saludos Cordial

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